¡SUERTE AL REY!

¡SUERTE AL REY¡

 

 

06/06/2020

 

Compartimos que la presencia de Felipe VI en el ámbito público, habitualmente, debe existir pero no notarse, aunque excepcionalmente además de existir, la ciudadanía desearía que se notase.

 

Alarma al pueblo que hasta miembros del Gobierno, amparados por el silencio de su presidente, sugieran "golpismo", intención de "derrocar" al Ejecutivo o atribuyan a partidos políticos con representación en el Congreso la intención de alentar un "golpe de Estado" y causa perplejidad que la ministra de Defensa, haya tenido que reiterar pública y privadamente, que la Guardia Civil no se insubordinará bajo ningún concepto.

 

Este tipo de soflamas, además de basarse en insidias, inoculan en la sociedad española —y eso es lo que pretenden— una sensación de inseguridad y de crisis, incluso, del sistema constitucional. Se combinan, paradójicamente en muchos casos, con ataques a la monarquía y a la figura del Rey que es el garante último de la democracia por expreso mandato de la Constitución.

 

Por su naturaleza militar, la Guardia Civil forma parte de las Fuerzas Armadas cuyo mando supremo corresponde al Rey (artículo 62.h de la CE). Y es misión de las Fuerzas Armadas, entre otras, "garantizar el ordenamiento constitucional" (artículo 8 de la CE). España se constituye en "Estado social y de Derecho que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político" residiendo la soberanía nacional "en el pueblo español" (artículo 1º de la CE). Eso es lo que las FAS y la Guardia Civil deben defender.

 

Recordemos que los Guardias Civiles “juran o prometen por su conciencia y honor cumplir fielmente sus obligaciones, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, obedecer y respetar al Rey y a sus jefes, no abandonarlos nunca y, si preciso fuera, entregar su vida en defensa de España”.

 

La Guardia Civil es un cuerpo policial de naturaleza militar que, en la actualidad, está compuesto por casi 80.000 efectivos bajo la doble dependencia de los ministerios de Defensa e Interior. Es decir, sometidos a las órdenes del legítimo Gobierno de España y cuyo mando supremo corresponde al Rey.

 

Durante la reciente crisis de la Guardia Civil fatalmente conducida por su actual Directora General y por el ministro de Interior, ambos merecedores de un cese inmediato por incompetentes y este último también por mentiroso, la figura del jefe del Estado debe de estar presente de forma permanente, aunque sea discretamente, en la vida pública e institucional española. Sabemos que existe, pero no la notamos, para garantizar la continuidad del Estado democrático, cuya Jefatura ostenta, aun en las peores situaciones de crisis.

 

Queremos pensar y deseamos, que con el Rey al frente del Estado, y con sus poderes que solo se hacen efectivos en situación de emergencia (como en el 3-O de 2017), toda esa demagógica cantinela  dialéctica de los que utilizan un imaginario golpismo como trinchera para justificar su belicosidad ideológica, resulte especialmente banal y ridícula.

 

En estos momentos difíciles en los que las libertades, que ya no se están respetando por parte del Gobierno, peligran, la sociedad sabe que el Rey, Jefe del Estado, al que acosa dialécticamente la extrema izquierda del Gobierno y sus socios independentistas, ejercerá sus funciones constitucionales, siendo la primera de ellas el amparo de esas libertades. Y como garantía de los derechos constitucionales, las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil, sometidas ambas a los poderes ordinarios del Gobierno y extraordinarios del Rey, cuya misión esencial, además de su convicción, no es otra que mantener la Constitución de 1978. Y no dudamos,  la cumplirá escrupulosamente.

06/06/2020

 

E.C.M