ALERTA DEMOCRÁTICA

 

 

ALARMA DEMOCRÁTICA

 

23/05/2020

 

Son muchos y graves los daños y perjuicios   perpetrados con absoluta impunidad por el Gobierno contra España, causante de dramas que sufrirán varias generaciones sin que ni el Monarca, que es jefe del Estado, (a punto de ser aniquilado sin ninguna defensa por su “Jefe”), ni las Cortes, convertidas por los partidos políticos en una colección de esclavos sin capacidad de debate, ni la dependiente Justicia hayan sido capaces de frenar el desastre de un Gobierno que conduce a la Nación impunemente hacia la pobreza, el deterioro de la convivencia, la injusticia y el, en otrora, lamentable enfrentamiento de infausto recuerdo.

 

El Gobierno miente descaradamente y su Presidente siempre y no ocurre nada. Las encuestas del CIS, pagadas con dinero público y otras que se compran  se trucan y nadie lo impide. Muchos españoles ya sospechan de un futuro de fraudes electorales y nada ocurre. El Gobierno social-comunista se equivoca y no ocurre nada, ni siquiera cuando miles de ancianos han muerto abandonados en las residencias y cuando miles de sanitarios han sido enviados a luchar “desarmados” contra el virus. La Justicia está politizada, la Fiscalía está en manos del partido en el poder y el Parlamento, que las democracias conciben como el templo para el debate y el análisis, ha sido degradado hasta convertirse en un establo donde un rebaño dice y aprueba sólo lo que “El Partido” quiere, mientras sus alienados activistas  disfrutan de buen sueldo y de una cosecha enorme de privilegios y ventajas, en contraste con la indigencia a la que están llevando a “los proles”.

 

La situación de impunidad de los “colegas”  que mandan y de desamparo de “los proles” que  obedecen es tan injusta y profunda que genera inestabilidad y desobediencia civil, lo que pide a gritos una reforma constitucional que redefina y enderece un Estado que hoy está en crisis, desvalido y al alcance de cualquier canalla, mentiroso y criminal, con suficiente osadía para tomarlo por asalto y encastillarse en la cima.

 

Lo que está ocurriendo en España no es común en el resto del mundo, donde los políticos pagan por sus abusos y errores y dimiten cuando se equivocan o causan daño, pero en España, la clase política ha perdido el miedo al pueblo y a las leyes.

 

Lo más grave en la España actual es que la gente, con razón, se siente impotente y desamparada ante el poder y está empezando a calar la sensación de que nunca podrá librarse de una mentirosa y criminal pandemia institucional  intentando encaramarse eternamente en el Poder si no ocurre el único milagro posible: la esperanza en “los proles” (léase “proles”, según la “Nueva Lengua” Orwelliana, como el pueblo  desterrado de las élites y de los privilegios del poder.

 

Ahora una parte importante del pueblo, confinado forzosamente en sus hogares, ha tenido suficiente tiempo para reflexionar y ha llegado a la conclusión de que la ciudadanía es impotente frente al mal, cuando el mal se apodera del Estado. Como consecuencia, ha adquirido una fuerte sensación de frustración y se sublevará, si es preciso,  ante la impunidad de la clase política, tan privilegiada y blindada que jamás paga por sus errores y por los daños que causa.

 

Los ciudadanos, desesperados, ya se han cansado de mirar hacia las alturas del poder establecido en espera de intervenciones salvadoras, dimisiones y castigos de los pésimos gobernantes, que campan a sus anchas como dueños absolutos de un Estado del que los ciudadanos han sido expulsados.

 

La verdad es dura y evidente: En la España actual, la soberanía popular no existe y ni el Rey, ni las Fuerzas Armadas, ni la Justicia, ni la prensa, ni la oposición, pero el pueblo tienen suficiente fuerza para expulsar del poder, si fuera necesario, a un monstruo desatado.

 

Emilio Clemente Muñoz.- ex Presidente de la Excelentísima Diputación de Guadalajara.